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Entrega a la Hermandad de la Zamarrilla

EL CAMINO A LA ERMITA, EL CAMINO AL CIELO

'La Hermandad de Nueva Esperanza celebra en el próximo año 2026 el cincuentenario de su fundación. Cincuenta años de fe, de entrega silenciosa y de camino recorrido… sobre todo camino recorrido. No fueron fáciles aquellos primeros pasos; como toda Hermandad nacida desde la ilusión y el sacrificio, hubo dudas, esfuerzos y renuncias. Pero siempre hubo algo que nunca faltó: la esperanza firme de quienes creyeron que este sueño merecía ser vivido y algo que nunca debe faltar en las hermandades, el perdón.

Esa ilusión se vio fortalecida de manera especial a partir de 1991, cuando nuestra Hermandad decidió realizar estación de penitencia hasta la ermita de Zamarrilla. Desde entonces, siempre que las condiciones meteorológicas lo han permitido, ese camino se ha convertido en una cita ineludible de nuestro Martes Santo. Se cumplen así también en el próximo 2026 los treinta y cinco años de una estación de penitencia que nos ha llevado hasta una casa donde nunca hemos sido extraños, sino hermanos; una casa donde siempre se nos ha acogido como si fuera la nuestra.

En este tiempo, ha sido también notable la comunión y el crecimiento conjunto en el procesionar de la Virgen de Nueva Esperanza junto a la Banda de Música de Zamarrilla, uniendo sones, pasos y corazones en una misma oración hecha música y andar pausado.

Decíamos que la estación de penitencia se ha realizado siempre que el tiempo lo ha permitido, pero la Semana Santa de 2025 vino a recordarnos que hay condiciones que no se miden con partes meteorológicos. Aquel Martes Santo ocurrió algo que solo puede describirse como un milagro. El suplicio y la amargura de nuestra Hermandad se transformaron en un momento inolvidable, grabado para siempre en nuestra memoria colectiva. Hoy, con la serenidad que da el paso del tiempo, podemos decir sin temor que Nueva Esperanza no cambiaría nada de aquel día y eso fue gracias a que Zamarrilla nos lo dio todo y como siempre se encontraba en nuestro camino.

Nos dio su casa, su ermita, su pasaje de Mármoles, su parroquia… nos dio su tiempo, su trabajo y, sobre todo, su capital humano. Nos recordó, con hechos y no con palabras, el verdadero significado del Amor y de la Caridad cristiana, valores que por desgracia no siempre se practican con la generosidad que aquel día se nos regaló.

No existen palabras suficientes para agradecer lo que os debemos. Zamarrilla salvó a nuestros Sagrados Titulares, protegió nuestro patrimonio y, lo más importante, cuidó de nuestros hermanos y hermanas, que con devoción y esperanza esperaron ilusionados el regreso a nuestro barrio. Aquella noche, a Nueva Málaga volvió algo más que una procesión: volvió la certeza de que Zamarrilla fue, es y será parte esencial de nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.

Por todo ello, esta noche queremos tener con vosotros un pequeño detalle, un obsequio humilde pero cargado de significado, que podrán lucir ambas Dolorosas. Dos piezas gemelas, realizadas para la ocasión bajo diseño de nuestro hermano Juanjo Galiano y ejecutadas por Manuel Fenoll en plata de ley.

La rosa, Amargura Coronada, abraza al ancla, Nueva Esperanza, entrelazándose con ternura para protegerla, tal y como hicisteis el pasado Martes Santo. La piedra morada simboliza a nuestros Titulares Cristíferos: Milagros, Suplicio y Perdón, recordándonos que incluso en el dolor, la fe encuentra consuelo.

Es para mí un honor hacer esta entrega de esta joya como muestra de nuestra más sincera y humilde gratitud. Querido Sergio, queridos hermanos de Zamarrilla gracias por enseñarnos que la Esperanza siempre encuentra refugio cuando el amor se muestra de verdad.'

Nueva Málaga, 19 de diciembre de 2025

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