EL CABILDO.ORG Diáspora peñarrubiera

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EL CABILDO.ORG Antonio Márquez | Lunes, 08 Octubre 2012 VER NOTICIA

Diáspora peñarrubiera "Cuarenta años hace ya desde el esparcimiento y por ti patrona, cada cinco años, nos reunimos en Peñarrubia". Así rezaba la camiseta de uno de los romeros que acompañó a la Virgen del Rosario de Peñarrubia, desde 1972 en la barriada malagueña de Santa Roasalia – Maqueda. Por vez primera formó parte de peregrinación quinquenal la imagen de la antigua Virgen de los Dolores, titular en la actualidad de la cofradía de Nueva de Nueva Málaga, que desde 1977 recibe la advocación de Nueva Esperanza.

Las manos antiguas de la Virgen de los Dolores tampoco podían faltar; besos, caricias y peticiones reposan con ellas, en el despecho del hermano mayor de Nueva Málaga. Ayer volvieron a su casa por unas horas.

En el año 1990 comenzó la romería de la Virgen del Rosario, al año siguiente también se celebró, así reza en un sencillo monumento de piedra. (A partir de ese momento se ha festejado cada cinco años: 1997, 2002, 2007 y 2012). Por primera se vieron juntas a estas imágenes marianas, procesionando por el Paseo de Peñarrubia con el acompañamiento musical de la municipal de Campillos.

La próxima peregrinación será en 2017, ya se han emplazado los "esparcidos" de Peñarrubia, que residen en Santa Rosaía, Campillos, Teba, Cataluña y un larguísimo etcétera. Casi dos millares de habitantes tenía antes de ser 'Borrados del Mapa', título también de un cortometraje que cuenta el sentimiento de impotencia de sus habitantes.

Lo que ayer sucedió en el Parque Guadalteba, en la orilla del embalse que oculta la antigua localidad de Peñarrubia, concentró los sentimientos más profundos de los peñarrubieros desterrados por imperativo legal. Una vez despoblada la localidad, el término municipal fue anexionado a Campillos.

Sin posibilidad gubernativa para la refundación en las cercanías de la sierra de una nueva Peñarrubia, quien les otorgaba sus cartas credenciales, sus antiguos moradores se las ingenian para no perder sus raíces; sin duda la religiosidad popular ha sido en estos años un clavo ardiendo del que muchos no se han soltado. Un rosario de nuevas esperanzas se esparció ayer en la falda de una rubia peña, que cuenta con gran parte de la historia de su diáspora bajo las aguas.